miércoles, junio 20, 2007

Dia 11: Tokio - Milán - Barcelona

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Dia 10: Tsukiji - Asakusa - Oidaba

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Dia 9: Palacio Imperial - Shinyuju

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Dia 8: Kamakura - Akihabara

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Dia 6: Ginza - Harajuku- Akihabara

Empieza otro dia y como siempre me ronda en la cabeza...que voy a comer hoy??? cual será el desayuno? pues bien como estábamos en un hotel y nos entraba el desayuno pude degustar bien tempranito el gustito de una sopa miso en el estómago, arroz blanco y umeboshi (ciruela japonesa) Con el estómago lleno decidimos ir a la estación de metro que estaba a 10 minutos andando del hotel, no sin antes para a tomar un yakitori en un puestecito, que por lo menos hacia 5 minutos que no comíamos nada y habia que cojer fuerzas.
Nos dirigimos hacia Ginza, una de las zonas más pijas de Tokio, lleno de tiendas de ropa, edicios muy altos, muchos galerias, tiendas de electrónica y nuestra esperada Sony Gallery...ya no se nos podia escapar la cámara soñada, ni más ni menos que 5 íbamos a comprar...


Evidentemente nos quedamos sin cámara ya que Sony la tenia agotada...pero no desistimos y muy cerca de allí había un Big Camera, un centro comercial enorme dedicado a la fotografia y electrónica...pues tampoco la tenían, empezaba a pensar que nos íbamos a quedar sin ella. Pero todavía nos quedaba Akihabara.

Como no queríamos pasar todo el dia buscando la camara, decidimos ir a Harajuku ya que era domingo y nos habían dicho que era un dia perfecto para ver posar a la juventud disfrazada...un verdadero Cosplay vaya! Pillamos el JR y nos plantamos en un momento en Harajuku y la verdad, no había visto tanto friky junto en mi vida. La verdad es que es una pasaba ver a tanta gente disfrazada formando parte del espectáculo que se crea a su alrededor. En la foto justo de abajo podeis ver a la más friky de todas, con unas bonitas gafas y un abanico de cartulina.



Estuvimos un buen rato echando fotos y dando un paseo por el parque Yoyogui, mirando el paisaje y la gente pasar, las cigarras cantar...pero por más que lo intentaba, no podia para de mirar a la chica de la cofia...o era un chico...o era una chica...o era...joder! era un japonés de metronoventa vestido de bebe.

Después de deleitarnos viendo la moda japonesa al más puro estilo comiquero, nos dirigimos por fin a Akihabara, una pequeña Andorra llena de neones y letreros luminosos, tiendas en plantas 5º de los edificios y toda una calle cortada a los peatones, también por ser domingo. Es dificil no distraerse por esta zona, se encuetra de todo. Desde personajes en miniatura, a todo tipo de comic, videojuegos, consolas, cámaras, móviles, máquinas recreativas y un larguísimo sin fin. Todo un paraiso para unos consumistas como nosotros. Visitamos unas cuantas tiendas/bazaras en busca de la dichosa cámara y por fin la habíamos encontrado. Después de comparar algunos precios medio regateamos con un dependiente de la tienda Laox. 5 cámaras de foto/video y sus susodichas targetas de memoria te permiten regatear algo. Justo antes de partir a Japón vi la misma cámara por 600 euros en el Fnac, en Laox no llegó a los 240€ al cambio.

Durante el rato que estuvimos por Akihabara flipamos con la cantidad de gente que puede llegar a pasar por esas calles y ver que en cada tienda por muy escondia que esté siempre había alguien...que digo estaban todas llenas. El poder consumista japones es equiparable al poder hambriento de mi barriga. Hablando de barriga, no se como fuimos a para a un edificio de 5 o 6 plantas dedicado única y exclusivamente al porno. Bueno en realidad si lo sé porque me informé bien donde estaba. Visita obligada, lo que no esté en esa tienda o no se ha inventado o está prohibido de utilizar.

A medida que se hacia de noche y se encendian lo neones Akihabara se iba llenando de gente y se hacia más expectacular...la meca del friky.

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jueves, junio 14, 2007

Dia 5: Kyoto Oriental - Tokio Shibuya

Madrugón como cada mañana, pero esta vez con más sentido por que queríamos hacer muchas cosas antes de partir de Kyoto hacia Tokyo. Queríamos llegar por la tarde, sabiéndo de antemano que se tardan unas dos horas y media en shinkansen. Así que cómo exclusiva, Homs y yo en vez de desayunar en nuestro querdido supermercado fuimos con las chicas a comer unas deliciosas madalenas, un café con leche y una geltina de té que nos invitó el amable dueño del local. Era aquí donde Susana y Marta desayunaban cada dia por lo que ya eran bien recibidas, y en alguna ocasión con cante flamenco por parte de simpático japonés. Después de charlar con él un rato y de repetirle hasta la saciedad lo bonito que es Tokyo, nos regaló un abanico de madera (que veo mientras escribo estas palabras).

Foto de rigor y mientras Alex y Nacho descansaban de su noche de cachondeo nosotros aprovechamos para dar un último vistazo a la parte de Kyoto oriental que nos faltaba por visitar, el Paseo de los Filósofos y el templo Nanzen-ji.


Fuimos caminando desde el ryokan hasta el Paseo de los Filósofos, unos 30 minutillos y disfrutamos del agradable paseo hasta llegar a la puerta del templo Nanzen-ji, que no recuerdo cuánto cuesta la entrada pero era algo carita pero por supuesto merece la pena.



Mientras caminábamos por lo jardines nos llamó la atención cómo una anciana, suponemos que cuidadora de los jardines, quitaba las malas hiervas con unas pinzas de las de las cejas!!!! y un mini-machetillo!!!





Supongo que setas no estaría buscando...Algo parecido pudimos ver cuándo estuvimos en la estación de Oidaba (esto ya en Tokio) un empleado de la limpieza con un cepillo de dientes limpiaba las juntas de las baldosas...y la estación de Oidaba es enorme...todavía debe estar limpiando el pobre hombre...Los japonese nunca dejan de sorprenderte.

Una vez visto el complejo cogimos un taxi por tema de tiempo y nos fuimos a unos grandes almacenes situados en Gojo-dori o Shijo-dori con la intención de comprar un detalle a Rika que tanta ayuda nos ofreció para movernos por Kyoto, y qué mejor que un diccionario japonés-español. El centro comercial era como un Corte-Inglés pero a lo burro, dimos un paseo por la primera planta hasta que empezamos a oir como un murmullo que provenia de una de las escaleras que bajaban a una planta inferior...y en ese preciso momento vi tal y como me imagino el paraiso!!! Una cantidad ingente de comida japonesa de todo tipo para llevar, desde ensaldas de mil colores y sabores, hasta pescados preparados de 100 formas diferentes, carnes, pinchos...lo queria probar todo, pero me tuve que conformar con unos cuántos yakitoris! Creo que podría morir en ese lugar y terminar siendo el ser más feliz del mundo...igual daria mucho asco pero es que pido más bien poco en esta vida! :D


Después de pasear por el centro comercial decidimos regresar al ryokan en busca de Alex y Nacho. Eran nuestras últimas horas en Kyoto y debiamos apresurarnos si no queriamos perder el tren. Al llegar a la estación nos dimos cuenta que estaba especialmente concurrida así que nos acercamos como buenos curiosos y pudimos distinguir en lo alto de la estación a un pobre hombre que queria sucidarse. Resulta impactante ver en primera persona todas esas historias de suicidios en Japón...por desgracia una estadística demasiado alta.

Pero como no queriamos demorarnos mucho y Japón es pa disfrutarla, nos dimos prisa en coger el tren y del pobre hombre ya nos acordamos hasta pasado mucho tiempo.

De vuelta a Tokio, nosotros que somos muy listos...o muy tontos cogimos un tren equivocado en Nozomi que por supuesto no se puede coger con el JRPass pero claro nosotros ignorantes nos subimos en ese peazo tren. Todo iba estupendo hasta claro encotrarnos con la revisora que muy amable mente, eso sí, nos pidió que bajáramos en la siguiente estación...Tokio! :D

Enseguida que llegamos a Tokio con sonrisa de oreja a oreja fuimos con el JR hasta la parada de Ikebukuro donde nos esperaba nuestro hotel... La idea era ya que llegamos sobre las 6 de la tarde dejar las maletas rápido e ir a comprar la tan ansiada cámara de fotos...pues a tomar por culo con el plan...resulta que listo de mí hice la reserva para una semana antes, pero tampoco es una anécdota con la que haya que explayarse. El caso que la buena mujer, como siempre, de recepción nos mandó a otros hoteles de la misma cadena a la otra punta de Tokio, Mozen Nacho, bueno así era el nombre de la parada de metro. Una vez allí nos cambiamos rápido, descartamos por supuesto ir a por las cámaras y decidimos ir a Shibuya, no sin antes parar en un Izakaya que muy amablemente POR SUPUESTISIMO y con un sonrisa en la boca nos dijeron que cerraban...Así que decidimos ir y cenar en el mismo Shibuya.

Salimos de la estación y la imagen de los neones y el mítico cruce es impactante, venga gente por todos lados y todos como muy ordenaditos dentro de su caos.

Después de callejear un poco decidimos entrar en un restaurante a comernos un buen ramen...el primero de muchos que comeriamos en Tokyo. Estaba delicioso, el tan deseado ramen, un bol enorme lleno de fideos y caldo que parecia nunca acabar y solo por 3€ al cambio...impresionante...y el té, por supuesto, gratis.


Después de la comilona de plato único ya habíamos cumplido otro deseo, el de comer ramen y el de haberlo comprado en una máquina dispensadora. Bueno en realidad solo el ticket, con lo que te evitas tener que esperar colas etc...

Para bajar la comida decidimos dar una vuelta por las calles y contemplar las pantallas enormes en alta definición, un montón de neones y carteles publicitarios por todas partes, gente paseando y sentada por el suelo...el pulcro suelo...

Más tarde decidimos ir a tomar una copa con unos australianos que conocimos. El caso es que terminamos en un pub irlandes tomando guinnes con un montón de guiris... A la segunda copa dos de las tres parejas decidimos irnos para el hotel y así aprovechar el dia siguiente ya que pasar más tiempo en un pub irlandes rodeado de americanos, ingleses y australianos no era la idea romántica con la que llegué a Japón...

Así que de vuelta al hotel que al dia siguiente tocaba ir de compras en busca de la cámara de fotos entre otras cosas.

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Dia 4: Himeji

El Castillo de Himeji y Carlos el Malagueño

Hoy tocaba ir a Himeji y como cada mañana el almuercito que no faltara! El próximo viaje a Japón, por qué lo habrá, buscaré habitaciones cerca de un supermercado como el de Kyoto. Después de coger el shinkansen y tras 45 minutos de trayecto llegamos a la ciudad de Himeji.

En la misma estación pedimos información de como llegar, nos dieron unos folletos que incluia un mapa y cuándo nos despedíamos de la atenta mujer escuchamos una voz que cuánto menos nos pareció tener un acento un tanto reconocible!
Coño un andaluz!, dijo Nacho
De Málaga! respondió el que pronto se convertiría en nuestro guia turístimo por ese dia.

Así empezó nuestra historia con Carlos un tio fantástico y con ese arte malagueño, simpático y "grasioso" como él solo. Carlos después de vivir 5 años en Canadá, se fue a vivir como profesor de inglés y castellano a Japón donde reconoce estar muy feliz con esos pequeños
"hios" de puta como llama a los japos...con todo el respeto ya que tiene muchos amigos japones. Nos estuvo contando un montón de anécdotas lo duro que se le hacía el idioma al principio, sin tener ni idea de japonés, aunque ahora dice que más o menos sigue cuálquier conversación tras 12 meses de vivir en Osaka. Nos decie sonriente, ya que se le veía super feliz, que japón era como estar en la universidad pero con dinero. Así que nos pegamos a él y nos fuimos juntos hasta el castillo de Himeji. No recuerdo el rato que estuvimos andando hasta llegar al castillo pero sí recuerdo que se hizo muy ameno...solo teníamos preguntas que hacerles.
Carlos había quedado con una amiga suya japonesa así que la mañana no podia empezar mejor.



Una vez llegamos a la entrada de los jardines del castillo nos quedamos impresionados por el castillo. Homs y yo no hacíamos otra cosa que imaginar siglo atrás como debia ser la vida en él.

El castillo en un par de horas está más que visto claro que nosotros nos recreamos en verlo con atención hasta el último rincón y hacer fotos desde todos los ángulos. La arquitectura del castillo es brutal y desde las faldas de la muralla si miras hacia arriba la vista es imponente, en algunos momentos parece que te esté mirando.


El caso, que subimos a las distintas sales que a medida que subias las estancias se iban haciendo más pequeñas para al fin llegar a la última planta y poder deleitar unas vistas impresionantes de los jardines, las murallas y unas colinas donde se situa alrededor la ciudad de Himeji.

Después de la visita Carlos y su amiga japonesa siguieron su camino, no invitaron a ir a un conjunto de 9 jardines, KO-KO EN, justo a lado de una de las entradas al castillo, pero como queríamos visitar el templo Engyo-ji decidimos despedirnos.
Despedida que no duró demasiado porque en breve descartamos la excursión del templo y nos juntamos de nuevo con ellos en los jardines. Después de charlar un rato y pasear por los 9 jardines fuimos a comer unos noodles de verano...osea unos unos fideos de arroz bañados en agua con hielo...el plato era bastante triste pero por lo visto muy preparado en estos meses de calor. De todos modos hasta unos simples fideos mojados en salsa de soja cuándo estás en Japón te saben a gloria.

De camino de vuelta a la estación Carlos nos aconsejó probar el matcha shake, que es un batido de te matcha bien frio! Muy refrescante y vicioso! Nos llevó por unas galerias repletas de tiendas, muy parecidas a las que vimos en Nara y finalmente llegamos de nuevo a la estación. Allí sí que llegó la hora de la despedida no sin antes hacernos unas fotos con las Chewakas.

De regreso a Kyoto por la tarde-noche fuimos al centro de la ciudad por Sanjo-dori con la intención de volver a grabar cds con las copias de las fotos para ir haciendo espacio...somos de gatillo fácil. Después paramos a probar un Kentucky para que estuviéramos todos contentos con el tema de la comida y darnos cuenta de paso que las hamburguesas en japón son lo más parecido a la foto que os podeis encontrar...vamos igualito que en los McDonalds de España.

Al dia siguiente tocaba despedirse de Kyoto, una ciudad tradicional con una infinidad de sitios por visitar donde cada calle y callejón esconde un rincón tan exquisito y digno de ver que espero algún dia pueda repetir.

martes, octubre 03, 2006

Dia 3: Fushimi Inari y Nara

Nara y los ciervos maleantes

Con los primeros rayos de sol ya se empiezan a escuchar esas malditas chicharras llamadas semi, que a medida que se engrescan hacen un ruido i
nsoportable, el primer dia pensábamos que eran crias de cuervo. Pero da igual es hora de levantarse e ir hacia Fushimi Inari y luego a Nara. Así que nos levantamos, miramos los horarios de los trenes por internet, que era gratuito en el ryokan, salimos a desayunar y como siempre unos preferian café con leche y madalenas y el resto íbamos al tan querido super a ver que tenian ese dia. Hoy tocaba probar salmón y otro pesado que no sé cual era pero estaba de muerte y por supuesto la bebida más rara que encontramos en el lineal. Con la panza llena y los ojos achinaos cojimos dos taxis con visillo (ya era rutina) y nos dejó en la estación de Kyoto.

Ahí pasamos nuestro primer momento de apurto que por mala organización no nos entendimos y perdimos un par de trenes. No importa habían más y era temprano. Así que cogimos el tren de cercanias dirección Nara con parada Fushimi Inari, creo recordar anden 13. Es muy fácil orientarse en la estación y los paneles informativos es para lelos.

El trayecto era muy corto y en seguida llegamos a Fushimi Inari. Nada más salir de la estación te das de bruces con un gran torii de hormigón que indica la entrada al santuario shintoista. En todo el recinto se pueden ver muchas estátuas dedicadas al mensajero del dios del arroz, representado como un zorro.

Subiendo por unas escalinatas se llega hasta la entrada de famoso "tunel" de toriis, tan representativo en película Memorias de una Geisha. Estos toriis son ofrendas de familias a modo de agradecimiento. Seguimos caminando un rato por el tunel de toriis, que en algunos lugares estaban tan juntos que costaba entrar algún rayo de luz. Después de un buen rato caminando llegamos a la conclusión que allí habían demasiadas puertas toriis para digerirlas todas en un dia, así que atajamos por un caminillo y dimos un paseo por el bosque hasta llegar al punto de partida.

Cogimos de nuevo la avenida del gran torii y regresamos hasta la estación, no sin antes para en un super justo al lado para probar otras de esas bebidas que nunca sabes que sabor tiene.

40 minutillos más tarde llegamos a la estación de Nara. Preguntam
os en la oficina de turismo que estaba en la misma estación y allí nos aprovisionaron de planos del lugar. Salimos de la estación y nos dirigimos a coger una calle muy larga llenas de tiendas y restaurantes a ambos lados.

Decidimos para a comer, no sin antes mirar los escaparates para ver la oferta que ofrecian...increible pero por mucho que buscábamos la butifarra con mongetas no estaba en ningún menú. Así que decidimos comer por 1000 yenes un esquisito menú con shusi, fideos, tempura...una pasada de plato, baratísimo para la cantidad que ponian, además de que como siempre el agua y el té era gratis. El restaurante en cuestión estaba en una galeria perpendicular a la calle principal. Todo un lujo por dentro, además de ser el centro de atención entre los japoneses que muy simpáticos nos ayudaban a mezclar mediante señas los condimentos y salsas para cada comensal.

Retomamos el camino nos adentramos en el parque donde vimos una enorme padoga de cinco plantas, Kofuku-ji , esta era espectacularmente grande. El parque estaba infestado de ciervos todos ellos muy mansos. Recuerdo haber leido en el blog de S'Indiot que los ciervos estaban bastante dejados y no muy cuidados, con la piel a clapas pero cuando nosotros los vimos estaban la mar de sanos...hasta uno se nos acercó y se papeó el mapa de Nara...

Pateamos por todo el recinto dirección al gran templo budista Todai-ji donde rodaron escenas del Ultimo Emperador. Por el camino pasamos por medio de caminos plagados de farolillos de piedra por todas partes. Precisamente ese dia era la habia una fiesta en Nara e iban encender todos los farolillos. Entramos en todos los templos del parque, que haber hay unos cuantos.

Por fin y después de mucho andar llegamos a la puerta Nandai-mon, de 20 metros de altura, toda construida de madera. Hicimos la foto de rigor y la cruzamos para llegar el gran templo Todai-ji. La verdad es que no solo no defrauda losn 700yenes que creo recordar que costaba entrar, sino que te deja con la boca abierta...es enorme, también realizado en madera y eso que fue reconstruido porque se quemó. El nuevo Todai-ji es 3/4 partes del que era en realidad.

Dentro del templo está el Buda de bronce más grande del mundo, también impresionante.
Después de relajarnos un rato y ganarme el viaje al Nirvana decidimos volver por donde venimos, dando un paseo muy agradable ahora que no apretaba tanto el sol.

Como teníamos bastante tiempo hasta la hora de salida del tren de vuelta a Kyoto, decidimos bajar de nuevo cerca de la estación y poder descargar las fotos en un cd...Dicho y hecho fuimos a una tienda de revelado y en una hora y 3 euros al cambio nos hicieron una copia de las targetas de memoria. Como teníamos una horita hasta la hora de recogida, decidimos adentrarnos por unos callejones y no sé como fuimos a para a un antro con una terracita llega de japos mirando el programa de 50x15 del Sobera pero a la japonesa. Pedimos unos pinchos de cualquier cosa menos algo comestible que flotaba en una olla de caldo o agua verdosilla. La carne o lo que fuera era puro nervio. Mira que yo me lo como todo pero eso era...tieso! Bueno pues esa fue la única vez que nos sentimos medio timados en Japón; por 4 jarras de cerveza y 4 pinchos de cuero nos clavaron unos 30 eurazos al cambio!!!! Eso sí el tipo del bar era de lo más amable, sonriente y feliz que pudimos ver en Japón. De todos modos la experiencia de estar en una barra viendo el programa junto con 10 abuelos japos en pleno Nara merece la pena.

Volvimos de nuevo al parque esta vez en taxi...estábamos petaos, donde nos encontramos con Susana y Marta para despedirnos de Nara con la fiesta de los farolillos, también digno de vez.

Nara resulta ser visita obligada si se viaja a Japón y uno de los sitios donde más disfruté. Volvimos a Kyoto en tren y nos preparamos para el dia siguiente...visita al Castillo de Himeji.