


Fuimos caminando desde el ryokan hasta el Paseo de los Filósofos, unos 30 minutillos y disfrutamos del agradable paseo hasta llegar a la puerta del templo Nanzen-ji, que no recuerdo cuánto cuesta la entrada pero era algo carita pero por supuesto merece la pena.


Mientras caminábamos por lo jardines nos llamó la atención cómo una anciana, suponemos que cuidadora de los jardines, quitaba las malas hiervas con unas pinzas de las de las cejas!!!! y un mini-machetillo!!!






Una vez visto el complejo cogimos un taxi por tema de tiempo y nos fuimos a unos grandes almacenes situados en Gojo-dori o Shijo-dori con la intención de comprar un detalle a Rika que tanta ayuda nos ofreció para movernos por Kyoto, y qué mejor que un diccionario japonés-español. El centro comercial era como un Corte-Inglés pero a lo burro, dimos un paseo por la primera planta hasta que empezamos a oir como un murmullo que provenia de una de las escaleras que bajaban a una planta inferior...y en ese preciso momento vi tal y como me imagino el paraiso!!! Una cantidad ingente de comida japonesa de todo tipo para llevar, desde ensaldas de mil colores y sabores, hasta pescados preparados de 100 formas diferentes, carnes, pinchos...lo queria probar todo, pero me tuve que conformar con unos cuántos yakitoris! Creo que podría morir en ese lugar y terminar siendo el ser más feliz del mundo...igual daria mucho asco pero es que pido más bien poco en esta vida! :D




Enseguida que llegamos a Tokio con sonrisa de oreja a oreja fuimos con el JR hasta la parada de Ikebukuro donde nos esperaba nuestro hotel... La idea era ya que llegamos sobre las 6 de la tarde dejar las maletas rápido e ir a comprar la tan ansiada cámara de fotos...pues a tomar por culo con el plan...resulta que listo de mí hice la reserva para una semana antes, pero tampoco es una anécdota con la que haya que explayarse. El caso que la buena mujer, como siempre, de recepción nos mandó a otros hoteles de la misma cadena a la otra punta de Tokio, Mozen Nacho, bueno así era el nombre de la parada de metro. Una vez allí nos cambiamos rápido, descartamos por supuesto ir a por las cámaras y decidimos ir a Shibuya, no sin antes parar en un Izakaya que muy amablemente POR SUPUESTISIMO y con un sonrisa en la boca nos dijeron que cerraban...Así que decidimos ir y cenar en el mismo Shibuya.




Para bajar la comida decidimos dar una vuelta por las calles y contemplar las pantallas enormes en alta definición, un montón de neones y carteles publicitarios por todas partes, gente paseando y sentada por el suelo...el pulcro suelo...
Más tarde decidimos ir a tomar una copa con unos australianos que conocimos. El caso es que terminamos en un pub irlandes tomando guinnes con un montón de guiris... A la segunda copa dos de las tres parejas decidimos irnos para el hotel y así aprovechar el dia siguiente ya que pasar más tiempo en un pub irlandes rodeado de americanos, ingleses y australianos no era la idea romántica con la que llegué a Japón...
Así que de vuelta al hotel que al dia siguiente tocaba ir de compras en busca de la cámara de fotos entre otras cosas.
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