jueves, junio 14, 2007

Dia 5: Kyoto Oriental - Tokio Shibuya

Madrugón como cada mañana, pero esta vez con más sentido por que queríamos hacer muchas cosas antes de partir de Kyoto hacia Tokyo. Queríamos llegar por la tarde, sabiéndo de antemano que se tardan unas dos horas y media en shinkansen. Así que cómo exclusiva, Homs y yo en vez de desayunar en nuestro querdido supermercado fuimos con las chicas a comer unas deliciosas madalenas, un café con leche y una geltina de té que nos invitó el amable dueño del local. Era aquí donde Susana y Marta desayunaban cada dia por lo que ya eran bien recibidas, y en alguna ocasión con cante flamenco por parte de simpático japonés. Después de charlar con él un rato y de repetirle hasta la saciedad lo bonito que es Tokyo, nos regaló un abanico de madera (que veo mientras escribo estas palabras).

Foto de rigor y mientras Alex y Nacho descansaban de su noche de cachondeo nosotros aprovechamos para dar un último vistazo a la parte de Kyoto oriental que nos faltaba por visitar, el Paseo de los Filósofos y el templo Nanzen-ji.


Fuimos caminando desde el ryokan hasta el Paseo de los Filósofos, unos 30 minutillos y disfrutamos del agradable paseo hasta llegar a la puerta del templo Nanzen-ji, que no recuerdo cuánto cuesta la entrada pero era algo carita pero por supuesto merece la pena.



Mientras caminábamos por lo jardines nos llamó la atención cómo una anciana, suponemos que cuidadora de los jardines, quitaba las malas hiervas con unas pinzas de las de las cejas!!!! y un mini-machetillo!!!





Supongo que setas no estaría buscando...Algo parecido pudimos ver cuándo estuvimos en la estación de Oidaba (esto ya en Tokio) un empleado de la limpieza con un cepillo de dientes limpiaba las juntas de las baldosas...y la estación de Oidaba es enorme...todavía debe estar limpiando el pobre hombre...Los japonese nunca dejan de sorprenderte.

Una vez visto el complejo cogimos un taxi por tema de tiempo y nos fuimos a unos grandes almacenes situados en Gojo-dori o Shijo-dori con la intención de comprar un detalle a Rika que tanta ayuda nos ofreció para movernos por Kyoto, y qué mejor que un diccionario japonés-español. El centro comercial era como un Corte-Inglés pero a lo burro, dimos un paseo por la primera planta hasta que empezamos a oir como un murmullo que provenia de una de las escaleras que bajaban a una planta inferior...y en ese preciso momento vi tal y como me imagino el paraiso!!! Una cantidad ingente de comida japonesa de todo tipo para llevar, desde ensaldas de mil colores y sabores, hasta pescados preparados de 100 formas diferentes, carnes, pinchos...lo queria probar todo, pero me tuve que conformar con unos cuántos yakitoris! Creo que podría morir en ese lugar y terminar siendo el ser más feliz del mundo...igual daria mucho asco pero es que pido más bien poco en esta vida! :D


Después de pasear por el centro comercial decidimos regresar al ryokan en busca de Alex y Nacho. Eran nuestras últimas horas en Kyoto y debiamos apresurarnos si no queriamos perder el tren. Al llegar a la estación nos dimos cuenta que estaba especialmente concurrida así que nos acercamos como buenos curiosos y pudimos distinguir en lo alto de la estación a un pobre hombre que queria sucidarse. Resulta impactante ver en primera persona todas esas historias de suicidios en Japón...por desgracia una estadística demasiado alta.

Pero como no queriamos demorarnos mucho y Japón es pa disfrutarla, nos dimos prisa en coger el tren y del pobre hombre ya nos acordamos hasta pasado mucho tiempo.

De vuelta a Tokio, nosotros que somos muy listos...o muy tontos cogimos un tren equivocado en Nozomi que por supuesto no se puede coger con el JRPass pero claro nosotros ignorantes nos subimos en ese peazo tren. Todo iba estupendo hasta claro encotrarnos con la revisora que muy amable mente, eso sí, nos pidió que bajáramos en la siguiente estación...Tokio! :D

Enseguida que llegamos a Tokio con sonrisa de oreja a oreja fuimos con el JR hasta la parada de Ikebukuro donde nos esperaba nuestro hotel... La idea era ya que llegamos sobre las 6 de la tarde dejar las maletas rápido e ir a comprar la tan ansiada cámara de fotos...pues a tomar por culo con el plan...resulta que listo de mí hice la reserva para una semana antes, pero tampoco es una anécdota con la que haya que explayarse. El caso que la buena mujer, como siempre, de recepción nos mandó a otros hoteles de la misma cadena a la otra punta de Tokio, Mozen Nacho, bueno así era el nombre de la parada de metro. Una vez allí nos cambiamos rápido, descartamos por supuesto ir a por las cámaras y decidimos ir a Shibuya, no sin antes parar en un Izakaya que muy amablemente POR SUPUESTISIMO y con un sonrisa en la boca nos dijeron que cerraban...Así que decidimos ir y cenar en el mismo Shibuya.

Salimos de la estación y la imagen de los neones y el mítico cruce es impactante, venga gente por todos lados y todos como muy ordenaditos dentro de su caos.

Después de callejear un poco decidimos entrar en un restaurante a comernos un buen ramen...el primero de muchos que comeriamos en Tokyo. Estaba delicioso, el tan deseado ramen, un bol enorme lleno de fideos y caldo que parecia nunca acabar y solo por 3€ al cambio...impresionante...y el té, por supuesto, gratis.


Después de la comilona de plato único ya habíamos cumplido otro deseo, el de comer ramen y el de haberlo comprado en una máquina dispensadora. Bueno en realidad solo el ticket, con lo que te evitas tener que esperar colas etc...

Para bajar la comida decidimos dar una vuelta por las calles y contemplar las pantallas enormes en alta definición, un montón de neones y carteles publicitarios por todas partes, gente paseando y sentada por el suelo...el pulcro suelo...

Más tarde decidimos ir a tomar una copa con unos australianos que conocimos. El caso es que terminamos en un pub irlandes tomando guinnes con un montón de guiris... A la segunda copa dos de las tres parejas decidimos irnos para el hotel y así aprovechar el dia siguiente ya que pasar más tiempo en un pub irlandes rodeado de americanos, ingleses y australianos no era la idea romántica con la que llegué a Japón...

Así que de vuelta al hotel que al dia siguiente tocaba ir de compras en busca de la cámara de fotos entre otras cosas.

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